Silencio, es tarde.
Ya el cielo tiñe de sangre el inmenso mar.
Ya las olas cesan su rudo vaivén.
Ya el viento corre como en eterno otoño.
Y a la inmensidad, tu nombre, debo gritar.
Silencio, es noche.
Ya el cielo se pudre en lo negro de mi alma.
Ya las olas susurran su canto de paz.
Ya el viento es hielo y el mar lo entiende.
Y a la inmensidad, tu nombre, quiero gritar.
Silencio, amanece.
Ya el cielo despierta y el horizonte se abre.
Ya las olas malditas retozan furiosas.
Ya el viento revive el invierno en tinieblas.
Y a la inmensidad, tu nombre, temo gritar.
Silencio, es el fin.
Ya mi alma, cargada de negra vida,
solo quiere parar.
Ya mis ojos, cansados de llanto,
contemplan la noche en imagen eterna.
Ya mi mente se abre ligera,
y escurren por ella nostalgias de sueños,
canciones y besos que no volverán.
Y a la eternidad tu nombre, jamás gritaré..