Jessica se había deslizado por el bosque durante más tiempo del que podía recordas. Los árboles a su alrededor eran tan altos que casi bloqueaban el cielo. El suelo era una alfombra de raíces, lo que impedia andar sin torcerse un tobillo.
Podía sentir el frío mordiendo sus hombros y sus pies. Fuera cual fuera la presencia que la había estado observando mientras avanzaba por el bosque, ahora la estaba persiguiendo. Ya no sólo la observaba; se acercaba sigilosamente. Los árboles estaban tan cerca unos de otros, y las copas sobre ella eran tan espesas, que no veía nada. Además, Jessica tenía demasiado miedo para mirar atrás. Podia escuchar la respiración de su perseguidor; ahora estaba jadeando... Era una bestia de algún tipo, al menos sabía eso. Lo que fuera, no parecía humano... y algo le decía que tampoco era animal. Era algo más, y la queria a ella.
Mientras trataba desesperadamente de acelerar el paso, las ramas de los árboles parecieron volverse más y más gruesas, como si se tiraran hacia ella, tratando de detenerla. Aún se las arreglaba para mantenerse en pie, pero sabia que sólo era cuestión de tiempo antes de que una de las raíces de árbol la derribara. Por su parte, la bestia se acercaba todo el tiempo, su jadeo se volvía más ruidoso y rápido con cada segundo que pasaba. Nada parecía reducir su velocidad. Pronto estaría sobre ella.
De repente, Jessica suspiró y abrió los ojos. Los cerró casi al instante. Luego los abrió y cerró de nuevo durante varios minutos hasta que pudo soportar la sensación de ardor.Todo el tiempo el sueño del que acababa de despertar se apoderaba de su mente. Parecía tan real...
Miró a su alrededor. La habitación estaba vacía; el único mueble era la cama en que yacía tan cómodamente arropada. Las paredes estaban cubiertas con un viejo tapiz de color crema, tal vez con la intención de compensar la falta de una ventana. Por su puesto, no era así, ni reducía la sensación de claustrofobia de la habitación. Jessica estaba helada, aunque no le molestaba mucho. Lo que realmente la incomodaba era no saber donde estaba o cómo había llegado allí.